sábado, 27 de septiembre de 2008

ACERCAMIENTO AL CANTO LÍRICO

LA VOZ HUMANA Y EL CANTO

No queremos referirnos al canto lirico, sin antes detenernos al menos someramente en lo que representa su misma esencia: la voz humana.
A priori, puede suponerse tan obvio como inútil destacar la importancia de la voz en la vida del hombre, pero considerando el desinterés y el descuido con que generalmente tratamos a este maravilloso don que nos ha dado la naturaleza, tal suposición se revela errónea.
La voz humana es nada menos que el sostén de nuestro lenguaje y como tal, la más elemental y perfecta forma de comunicación entre los hombres. Por otra parte, los medios radiofónicos y televisivos nos muestran diariamente cuántos locutores, comentaristas, animadores, entrevistados, etc., hacen dificil la comprensión de sus exposiciones merced a una mala utilización de sus medios vocales.
Conviene aclarar desde ya que, si bien lenguaje significa comunicación, no siempre comunicación significa lenguaje. Asi, por ejemplo, resulta equívoco pretender que exista un supuesto lenguaje entre ciertas especies del reino animal. A parte del hombre, ningún otro ser viviente posee un lenguaje, si tenemos en cuenta que tal calificativo implica la posibilidad de referir distintos hechos dentro de las tres etapas del tiempo: pasado, presente y futuro. Un delfín o un chimpancé - por nombrar dos especies de reconocida inteligencia - po­drán informar a sus semejantes sobre un acontecimiento o ne­cesidad del presente, por ejemplo, el hallazgo de alimento o la inminencia de un peligro, pero jamás sobre algo sucedido con anterioridad o que pueda suceder posteriormente.
Entre los animales, existen entonces diversas formas de comu­nicación más o menos desarrolladas según la especie, pero so­lo entre los humanos un auténtico lenguaje.
Es evidente que una de las más notables posibilidades que nos ofrece la voz humana, es la de poder expresarnos musicalmente con el canto y dado que el tema que nos ocupa es justamente el canto lírico, la consideraremos aquí unicamente en su condición de instrumento musical.
Hablando genericamente y más allá de las cualidades individuales de cada artista, está historicamente comprobado que no existe instrumento musical alguno que pueda competir con la voz humana en emotividad.
Las más impresionantes ovaciones, el máximo delirio al que pueda ser transportado un público, ha sido siempre logrado en todo tipo de música, por la interpretación de un cantante y el mismo Ulises, según la mitología griega, debió ser atado al mástil de su barco para no ser arrastrado a la muerte por el irresistible canto de las sirenas.
Otra prueba irrefutable del poder emotivo del canto es el recurso que a él hacen las distintas comunidades religiosas en sus momentos de mayor exaltación mística y confraternidad.
Ante quienes opinen que cantar es una actitud poco natural, podemos responder que los orígenes del canto son tan remotos que se pierden en la prehistoria y que al igual de lo que sucede con la danza y la pintura, no existe ni ha existido jamás pueblo alguno por primitivo que fuere, que no haya practicado una forma de canto. Cantar entonces, es atávico en el hombre y forma parte de su más esencial idiosincracia.
Finalmente,considerando que el canto lírlco exige a quien lo ejecuta el máximo de sus posibilidades vocales en lo referente a pureza de sonido, extensión, potencia, flexibilidad, agilidad. etc.,podemos deducir que así como la voz humana es el soporte natural de nuestro lenguaje, el canto lírico es de ella su máxima expresión estética.

BREVE COMENTARIO SOBRE EL INSTRUMENTO Y SU FISIOLOGIA
Tener algún conocimiento elemental sobre la conformación del aparato vocal y su mecanismo, no nos garantiza por supuesto que seamos capaces de manejar nuestra voz con excelencia. Por otra parte resulta innecesario ocuparnos de detallados y complejos conocimientos anatómlcos y funcionales que son atributo de foniatras y laringólogos. Sln embargo, aprender cuáles son las precauciones que debemos tomar al utilizar nuestra voz - sobre todo si lo hacemos profesionalmente - y cuáles las bases de una buena técnica vocal, nos ayudará a conservarla y a lograr de ella los mejores resultados posibles. Recordemos siempre que la voz humana. además de ser el más maravilloso instrumento musical. es el único imposible de reemplazar tras un grave deterioro. La naturaleza, no siempre piadosa, castiga duramente a quien viola sus leyes y el profesional de la voz que se atreva a desafiarla pagará tarde o temprano su actitud temeraria.
El aparato vocal está comprendido por tres partes o sistemas distintos:
El sistema respiratorio, el sistema de fonación y el sistema de resonancia.
Aceptando que la voz humana es una combinación de instrumento de viento con instrumento de cuerdas. vemos que el aire es para ella lo que el combustible para un automóvil. Es, por asi decirlo, el combustible de la voz. De su correcta dosificación al ser enviado hacia las cuerdas vocales, dependerá en gran parte el volúmen, la altura y el sostén del sonido. Para ello es también de vital importancia el trabajo del diafragma, poderoso músculo que actúa como émbolo desde la base de los pulmones a los que separa del estómago y es justamente para facilitar el desplazamiento de este músculo - entre otros motivos - que se aconseja al cantante ingerir poco alimento antes de cantar.
En el sistema de fonación, la laringe y las cuerdas vocales constituyen el lugar exacto donde se produce el sonido, gracias a la acción de músculos tensores y constrictores que al tensar y acercar entre sí a las cuerdas permiten su vibración ante la presión del aire. El sonido resultante es concientemente enviado por el cantante lírico hacia su sistema de resonancia: principalmente la zona anterior de la cara, llamada teatralmente "la máscara" - de allí que se diga "cantar en la máscara" - y para favorecer esta intención procede a alzar levemente el velo del paladar como en una actitud algo similar al bostezo (no es exactamente como un bostezo, pues al bostezar producimos automaticamente una contracción laríngea). La máscara como resonador natural cumple la función de amplificar notablemente el sonido como lo hace la caja en un instrumento de cuerdas y es gracioso observar como, algunas personas intentando imitar a los cantantes líricos, ahuecan exagerada y artificiosamente sus voces, sin suponer que la cosa es en el fondo mucho más natural y sencilla.
No nos detendremos en mayores detalles sobre la fisiología vocal, pero si agregaremos que todo este notable proceso es gobernado por una maravillosa computadora personal: nuestro cerebro.
Cuando reproducimos con nuestra voz algún sonido escuchado, nuestro cerebro recibe la información a través del oído y tras un complejo proceso químico, envía la orden para que nuestras cuerdas en el acto se tensen, acerquen y logren bajo la presión del aire las vibraciones exactas para reproducirlo. Este asombroso proceso no ha sido aún perfec­tamente comprendido, pero es lógico suponer que alguna falla en el mismo se produce cuando un individuo tiene dificultades de afinación.
Mario Solomonoff

No hay comentarios: