domingo, 12 de octubre de 2008

LOS DIVOS DEL SIGLO XIX

Nombres como Rubini, Duprez, Lablache, Moriani, Nourrit, Donzelli, Mario, etc., aparecen en el firmamento de la lírica principalmente a partir de 1830. Se trata de algunos de los máximos intérpretes masculinos de una verdadera década de oro que se extiende desde 1830 hasta 1840.
La noble amplitud sonora del tenor DOMENICO DONZELLI, célebre compañero artístico de la Pasta, inspiró a Bellini quien compuso para él el rol de Pollione de "Norma" y según testimonios de la época, ningún otro tenor pudo entonces superarlo en dicho rol. También fue notable en " Lucia", " Marin Faliero" y en casi todas las primeras óperas verdianas.
NAPOLEONE MORIANI, con características muy distintas como gracia, suavidad en el canto, elegancia y nobleza, fue en ese entonces el verdadero tenor favorito de Verdi si nos atenemos a este comentario del gran maestro : " De tantos artistas que he escuchado, aquellos de los que conservo el culto más devoto y la memoria más querida son la Frezzolini y Moriani".


EL CASO DE NOURRIT

Otro tenor notable por la pureza de su canto fue el francés EDOUARD NOURRIT, cuyo trágico fin conmovería al mundo lírico.
Después de haber creado "Guillermo Tell" de Rossini en Paris, Nourrit había logrado enorme fama y los grandes empresarios se lo disputaban. Sin embargo, desde cierto tiempo atrás el tenor había comenzado a mostrar signos de alguna alteración mental, lo que se agravó tras un frío recibimiento en el teatro de Marsella. Fue entonces que debió ser cuidado por familiares y amigos, dada su manifiesta intención de suicidarse. El drama se desencadenaría en Nápoles en 1839 cuando debió compartir funciones de " Il Giuramento " de Mercadante con el tenor BASADONNA, cantante de hermosa voz y muy querido por los napolitanos. Esta confrontación desanimó a Nourrit, que quiso renunciar, pero la tenaz insistencia del empresario Barbaja, logró convencerfo del grave daño económico que su deserción provocaría y le hizo salir, aunque de muy mala gana, al escenario. El 7 de marzo de 1839 fue muy friamente aplaudido y luego de la función se alejó triste y silenciosamente del teatro. No obstante, cenó con aparente tranquilidad con su familia, pero a las tres y media de la mañana se levantó de su cama para escribir una larga carta dirigida al Encargado de Negocios de Francia. Se acostó nuevamente, pero a las cuatro volvió a levantarse diciendo a su ya intranquila mujer que volvería pronto. Salió de la habitación del hotel donde se hospedaba y una vez en el pasillo abrió una ventana y se arrojó al vacío. Su muerte fue instantánea.






LOS "DO" DE DUPREZ

Desaparecido Nourrit, fue GILBERT-LOUIS DUPREZ el único tenor francés digno de competir con los mejores tenores italianos y quien produciría una verdadera revolución en el arte del canto. Si bien en sus comienzos tenia una voz débil y opaca, logró con el tiempo desarrollar una potencia extraordinaria cantando los recitativos con tal vigor y dramatismo que inmediatamente obtuvo gran celebridad.
Fue el primer auténtico tenor "di forza", que decidió cantar con voz natural - llamada entonces "voz de pecho" para diferenciarla de la voz de falsete - hasta el DO agudo, el que en adelante sería llamado " Do de pecho".
Cuentan que cuando Rossini escuchó a Duprez en su " Guillermo Tell" se echó a llorar. Preguntado por el motivo de ese llanto, respondió: " Lloro porque quienes escucharon esta noche el "Guillermo" cantado por Duprez no podrán escucharlo por otros y Duprez, lamentablemente, no podrá durar mucho".
La triste profecía de Rossini se cumplió y luego de pocos años de carrera en los que abusó de sus medios vocales y sus formidables" do de pecho", Duprez debió retirarse definitivamente. De todos modos, la nueva modalidad quedó impuesta y en adelante el público preferiría siempre el Do con la voz natural, admitiendo el falsete solo como efecto excepcional y considerándolo, fuera de estas excepciones, como una confesión de impotencia.


RUBINI

Si la Pasta y la Malibrán tienen que ser reconocidas como las cantantes más célebres de la primera mitad del siglo XIX, entre los tenores es sin duda GIOVANNI BATTISTA RUBINI quien ostenta tal mérito. Cantante extraordinario si bien con la vieja escuela, su absoluto dominio técnico le permitió mantenerse durante décadas en la cúspide de la fama. Había comenzado cantando en un coro cuando tenía dieciocho años de edad y lejos de ocultar estos comienzos modestos, una vez que un corista le pidió un autógrafo, Rubini ya famoso y rico escribió: Giovanni Battista Rubini, ex corista". Bellini escribió para él" Il Pirata" y luego" La Sonnambula ".
Cantaba con su espléndida voz natural hasta el si bemol agudo y luego pasaba al falsete continuando hasta el fa sobreagudo y aún el sol. Cuentan que el pase de un registro a otro lo hacía con tal perfección, que resultaba practicamente imposible notar el cambio aún estando a su lado. Igualmente, su manejo del aire era tan perfecto y tan notable su dosificación, que nadie podía darse cuenta cuándo interrumpía su extensísimo fiato para respirar. Según testigos de su tiempo, podía suponerse que era capaz de llenar y vaciar sus pulmones casi instantáneamente como se haría con una taza que se vacía con una mano y se llena con la otra. Muerto Velluti, no había ningún otro cantante con una laringe más ágil y flexible que la suya. No había ornamento musical que él no pudiera producir con asombrosa perfección, lo que utilizaba con inteligente sobriedad.
Es famosa sin embargo la anécdota de un percance que le sucedió cantando" El talismán" de Pacini en La Scala de Milán : Después de haber distribuído una docena de excelentes si bemoles, le falló uno, justo en una de sus frases favoritas. Alentado por el público que le adoraba y le gritaba "Un' altra volta" repitió la frase lanzando con toda la fuerza de sus pulmones un si bemol impresionante y recibiendo en premio una descomunal ovación. De regreso a su camarín sintió sin embargo que algo raro le había pasado. El doctor Castil - Blaze llamado rápidamente, pudo constatar que por el impresionante ímpetu con que había cantado la nota, Rubini tenía fracturada la clavícula!
Enterado por el médico de que debería interrumpir por no menos de dos meses su actividad, insistió en terminar los dos actos que faltaban, lo que hizo
magistralmente soportando el dolor.




MARIO

MARIO, fue el simple nombre que adoptó el marqués Giovanni Matteo di Candia para actuar en los teatros líricos.
Nacido en Cagliari en 1810, se le considera con justicia el auténtico sucesor de Rubini, ya que a lo largo de su extensa carrera iniciada en 1838 en París con "Robert le diable" de Meyerbeer y preparado para este debut por el propio autor, ningún otro tenor pudo competir con su supremacía técnica y la exquisita dulzura de su canto.
Tuvo un excelente comportamiento como artista y como persona, y sus actos de generosidad con muchos necesitados, sumados a la poca importancia y cuidado que daba al dinero, motivaron que terminara sus días en la pobreza.
Muy apreciado por todos, fue, según Louise Viardot, hija de Pauline y sobrina de la Malibran, "el auténtico gran señor, digno de su título de marqués de Candia ".
Una curiosidad es que mantuviera una hermosa voz de gran pureza a pesar de ser un fumador empedernido, que durante las representaciones llegaba al extremo de abandonar el escenario cuando la acción se lo permitía, para fumar.
Aunque como se acostumbraba en aquella época, cantó toda clase de roles, aún los dramáticos, tal vez el secreto de su permanencia haya sido que además de poseer una maravillosa técnica, jamás forzaba un sonido para lograr un determinado efecto y cantaba con la misma línea y volúmen tanto " Il trovatore" como " L' elisir d' amore " o " Don Pasquale ".
Compañero inseparable de Giulia Grisi hasta la muerte de esta, continuó cantando hasta 1871, falleciendo en 1883.



TRES GRANDES BARÍTONOS

Resulta imposible por problemas de tiempo, nombrar a todos los grandes cantantes del siglo XIX, y sobre todo dar datos biográficos de cada uno de ellos, pero entre los barítonos es inevitable señalar a TAMBURINI, RONCONI y VARESI.
Poco sabemos de Tamburini, salvo que resulta el primero verdaderamente célebre y que sus dúos con Rubini eran espectaculares.
Giorgio Ronconi fue un caso no solo de voz e interpretación extraordinarias, sino un curioso ejemplo de absoluto dominio de la emoción, al extremo de permitirse licencias increíbles.
Una vez, en Madrid, cantaba la romanza "Bella di sol vestita" de "Maria di Rohan" de Donizetti, de modo tan maravilloso como desgarrador.
Sobre la frase " Fu giusto il cielo che mi puní " con la voz aparentemente rota por el llanto, se le ocurrió imitar los estornudos de un viejo gato que tenía en su casa y su propia ocurrencia le causó tanta hilaridad que tuvo que esforzarse para disimular la risa, mientras todo el público enjugaba lágrimas profundamente conmovido. Se retiró en 1863. Entre varios importantes barítonos de entonces, solo Felice Varesi pudo hasta cierto punto confrontarse con Ronconi. Aunque tenía condiciones vocales e interpretativas similares, su pequeña e ingrata figura contrastaba desfavorablemente con la bella presencia de Ronconi que resultaba más importante en "Maria di Rohan", " I Puritani" y " Lucia di Lammermoor". Sin embargo en " Rigoletto ", escrita para él por Verdi, y aún en " Macbeth ",Varesi fue, según dicen, insuperable. De gran temperamento dramático, cuando ya en 1864 se encontraba sin voz ni fuerzas, lograba todavía un efecto tremendo sobre la cabaletta " Si vendetta, tremenda vendetta ". Comenzaba mirando con ojos terribles el retrato del duque y pronunciaba las primeras frases con voz sorda y sombría, luego hacía un continuo "crescendo" avanzando hacia el borde del escenario para finalmente erguir la deforme figura en una explosión de voz. Según un testigo de la época, muchos, más tarde, trataron de imitar esta actitud, no logrando más que una caricatura de lo que en Varesi resultaba imponente y aterrador.



EL BAJO MAS FAMOSO : LABLACHE

Antes de Rossini no se solía confiar partes importantes de opera seria a la voz de bajo. No porque faltara este tipo de registro ciertamente, sino más bien como consecuencia de las características de los melodramas entonces en boga.
Rossini fue el primer compositor que sintió interés en escribir partes importantes para estas voces y gracias a él surgieron cantantes como GALLI, REMORINI, AMBROSI, ZUCCHELLI pero principalmente el notable LABLACHE !
Nacido en Nápoles en 1794, Luigi Lablache ha quedado en la historia como el más famoso bajo del siglo XIX. Dotado de una voz extraordinaria, de grandes condiciones actorales y una musicalidad excepcional, fue así retratado en el final de un poema que se le dedicara en 1834:
" Flexíbil Genio, ora serio, ora alegre actor
Siempre grande, si canta, o habla, o calla,
Todo es gigantesco en él, salvo el orgullo
Mientras en su clase ocupa el trono."
Lablache era un verdadero ídolo en Rusia y el zar lo trataba como a un amigo.
Al soberano le gustaba pasear solo por la calle en San Petersburgo (costumbre todavía posible en aquellos tiempos), pero era siempre seguido por dos custodios gue tenían orden de arrestar a cualquiera que osara hablarle. Sucedió que una vez durante un paseo, el zar encontrándose con Lablache, hizo seña para que se acercara y conversó con él con la ambilidad de siempre. Apenas se alejó, Lablache fue arrestado y conducido a prisión. Esa misma noche el zar se impacientaba en el Teatro Imperial al ver que no se levantaba el telón a la hora prevista.
- Señor, le dijeron, falta Lablache
- Está enfermo, tal vez?
- No, está perfectamente
- Pero no puede haberse ido si lo he visto hace apenas tres horas.
- Señor.. justamente por eso...
Aclarada la situación, el zar dió orden de liberarlo inmediatamente y terminada la representación de "El barbero de Sevilla" hizo llamar a Lablache preguntándole cómo podía compensarlo por el mal momento vivido.
- Muy simplemente, Señor, - respondió el gran artista- fingiendo no conocerme cuando me encuentre en la calle.


ALGUNAS CONCLUSIONES

Muchos apasionados de la lírica dicen hoy que ya no existen cantantes como Leonard Warren, Jussi Bjoerling, Zinka Milanov o Cesare Siepi. Pero en la época en que estos cantaban, eran extrañados Caruso, Tito Schipa, Tita Ruffo o Fedor Chaliapin y apenas habían comenzado sus carreras estos últimos, cuando el maestro Gino Monaldi concluía tristemente su hermoso libro " Célebres Cantantes del Siglo XIX " con expresiones como : " Los cantantes célebres se han terminado porque se ha terminado la poesía del canto". O la más dramática aún : " Con la muerte del canto una cuerda potente se ha despedazado en la lira del alma humana". Ya antes sin embargo, en 1864, el famoso profesor Francesco Lamperti del Conservatorio de Milán, iniciaba el Prefacio de su "Guía Para El Estudio Del Canto" afirmando : " Es una triste pero innegable verdad que el canto se halla hoy en un estado de deplorable decadencia", y aún antes que él, Manuel García hijo, celebérrimo investigador de la voz humana, hermano de la Malibran y de la Viardot, consideraba como una real desgracia que no se hubieran transmitido más que con documentos incompletos las grandes tradiciones canoras de los siglos XVII y XVIII. Pero acaso el famoso escritor y melómano Sthendal no llegó a decir despectivamente " hoy los cantantes nacen como hongos", cuando esos "hongos" eran la Pasta, la Malibran, la Sontag, Rubini, Nourrit, Duprez, Lablache y tantos otros colosos, añorando tal vez los tiempos de Farinelli,Caffarelli y Velluti?
Podemos entonces deducir que realmente " todo tiempo pasado fue mejor "?
Al menos en lo referente al canto lírico, permítasenos manifestar serias dudas. El sentido común nos hace considerar hoy como una brutal aberración la castración de un niño para dedicarlo al canto, y más allá de la comprensible admiración que despertaban los castrados de antaño, los mismos constituyen en nuestra opinión, el reflejo de una época tanto o más artificiosa que la actual, plagada de lunares pintados y complicadas pelucas. Por otra parte, es evidente que la casi exclusividad que durante un larguísimo período se dió al virtuosismo vocal por encima de cualquier otra consideración, restó al canto lírico la veracidad dramática con que exponen las pasiones humanas los mejores cantantes - actores de la actualidad. Sabemos que grandes figuras del pasado como la Malibran, cambiaban a su antojo y comodidad las tonalidades de las obras que interpretaban, suprimiendo lo que no les agradaba y agregando no solo improvisaciones de su propia cosecha, sino aún partes de otras obras y autores.
El absoluto respeto que hoy generalmente se brinda a las exigencias de las distintas obras, la importancia que se da a la "regie" y escenografía, y la sincera entrega que ofrecen al público los más grandes intérpretes, nos hacen pensar que el canto lírico ha evolucionado para bien y para exaltación de los más nobles valores artísticos.
Mario Solomonoff

martes, 7 de octubre de 2008

LEONARDO DA VINCI : MODALES EN LA MESA


"SOBRE LOS MODALES EN LA MESA DE MI SEÑOR LUDOVICO y SUS INVITADOS"
(Texto extraído de Los apuntes de cocina de Leonardo)

"La costumbre de Mi Señor Ludovico de atar conejos a las sillas de sus invitados, para que puedan limpíar la grasa de sus manos en los lomos de las bes­tias, me parece indigna de los tiempos que vivimos . También cuando las bestias son recogidas después de la comida y lle­vadas al lavadero, su hedor contamina otras ropas con las que se los lava.
Tampoco comprendo el hábito de Mi Señor de limpiar su cuchi­llo sobre las camisas de sus acompañantes.
¿Por qué no lo hace sobre el mantel, como los otros miem­bros de la Corte?"

lunes, 6 de octubre de 2008

LAS GRANDES DIVAS DEL SIGLO XIX

ANGELICA CATALANI (1780 -1849)

Al divismo de los castrados, cuya aceptación comenzaba a declinar en los albores del siglo XIX, siguió el de las primadonnas, ya que los tenores aún no despertaban demasiado interés en los públicos de entonces.
Angelica Catalani representa seguramente el primer gran nombre cuya fama llega hasta nuestros días, no ciertamente por su talento interpretativo sino por su asombrosa condición vocal.
Nacida en Sinigaglia, Italia en 1780, resultó a partir de su debut a los 17 años en el teatro La Fenice de Venecia, lo que se considera probablemente el más notable fenómeno vocal de que se tenga memoria. Su voz poseía hermoso timbre, gran volúmen y extensión, impecable técnica y excepcional dominio de la respiración y las agilidades. No obstante ello y la admiración que despertaba en el público, los músicos de la época criticaban su pésimo gusto musical, su frialdad interpretativa y sus nulas condiciones actorales. En efecto, hija de un corista de la catedral de su pueblo, había recibido muy escasa instrucción musical y solía elegir como repertorio obras de muy baja calidad en las que se limitaba a exhibir sus espectaculares aptitudes vocales.
Sthendal escribió que la Catalani podía ciertamente imitar y superar la destreza mecánica de un violín, pero que en verdad Dios habla olvidado colocar un corazón en las cercanlas de esa divina laringe.
El critico francés Castil - Blaze asl se expresaba:"Nunca escuché nada igual. Sobresalía en los pasajes cromátricos, ascendiendo y descendiendo a toda velocidad. Su ejecucución, maravillosamente audaz, hacia palidecer la de otros talentos de primera magnitud y los instrumentistas no se atrevían a figurar a su lado".
Autoritaria y codiciosa, tal vez influenciada por un marido jugador, exigió y obtuvo ganancias fabulosas. Sirva como ejemplo un contrato firmado en Londres en 1826 que establecía entre otras, las siguientes condiciones:
Su derecho a elegir las óperas en que actuara y los elencos de las mismas, a no aceptar órdenes de nadie, a recibir la mitad de todas las ganancias de la
temporada, incluyendo los abonos a los palcos, los que se vendieran por separado y el dinero que se recibiera en las puertas del teatro y en la sala de concierto. Su marido empresario economizaba gastos haciéndola cantar con orquestas reducidas y cantantes mediocres, sosteniendo que para que una ópera tuviera éxito era suficiente colocar a su mujer y tres o cuatro" tlteres".
Dicen que en su vida privada, Angelica Catalani era una mujer atractiva y de personalidad, pero sobre el escenario se limitaba a permanecer de pie y cantar. Se retiró en 1828 y murió en Paris en 1849 durante una epidemia de cólera.
LA PASTA (1797 - 1865) Y LA MALIBRÁN (1808 - 1836)
Mientras con "Guillermo Tell" Rossini hacía en 1829 su despedida del teatro lírico y con él se iban despidiendo también algunos de sus mejores intérpretes como la Marcolini, la Pisaroni, García, Nozzari y Galli, los maestros Bellini y Donizetti se colocaban como astros radiantes en el firmamento lírico. Es con ellos justamente que el melodrama, sin perder los encantos de la melodía rossiniana, asume rasgos más humanos y conmovedores.
La melodía rossiniana se transforma con las plumas de Bellini y Donizetti en un canto suave y doloroso, lleno de amor y de lágrimas. A su alrededor surgía además una nueva generación de grandes cantantes entre los que descollaban dos realmente asombrosas: Giuditta Pasta y María Malibrán.
Tanto la Pasta como la Malibrán, que perduran aún hoy en la leyenda lírica, desplegaban su voz con absoluta comodidad desde un La grave bajo el pentagrama hasta un Re sobreagudo, lo que les permitía cantar indistintamente las partes de soprano o contralto. Así, con igual desenvoltura, la Pasta cantó "Tancredi" de Rossini, "Medea" de Pacini y "Romeo e Giulietta" de Bellini. Una curiosa característica de su voz era sin embargo la desigualdad de su timbre, pero ella la disimulaba magistralmente aprovechándola para lograr mayor potencia expresiva. Por otra parte, según aseguraba en los albores del siglo XX el maestro Gino Monaldi: "la historia nos induciría a considerar cuán dificilmente se dé que las voces de metal perfectamente homogéneo expresen un canto apasionado, sirviendo a veces un ligero velo sobre el sonido a agregar eficacia al canto en los momentos de agitación y angustia". El caso de María Callas podría ser hoy un ejemplo.
De una antigua publicación leemos el siguiente juicio sobre la Pasta con los términos técnicos que se usaban en aquella época: "Cuerdas bajas un poco sofocadas, cuerdas medias ligeramente veladas, cuerdas agudas que llegan al alma, habilidad sorprendente, presencia que impone e inspira el más grande interés, acción admirable, dramaticidad sublime - quizás inigualable - , a veces poco estudio para esconder los esfuerzos y los recursos del arte. En su conjunto, un fenómeno portentoso". Ciertamente al hablar de cuerdas bajas, medias y agudas, el crítico de entonces quiere significar lo que hoy llamamos registro grave, medio y agudo.
En vano se le preguntó muchas veces a la Pasta quién había sido su maestro en la escena y como bien dice Monaldi: "probablemente este haya sido su gran corazón de artista, tan dispuesto por naturaleza a vibrar ante las más íntimas pulsaciones del sufrimiento humano y las más sutiles y delicadas manifestaciones de lo bello".
La otra reina del canto durante ese período fue María Malibrán, rival por poco tiempo de la Pasta debido a su prematura muerte. Hija y alumna del tenor García, hizo célebre el apellido de su marido al adoptarlo artísticamente. Los juicios críticos de la época y la euforia que despertaba en los aficionados según algunos documentos, la presentan como uno de los grandes fenómenos de la historia lírica. También se cuentan de ella numerosas anécdotas que revelan una bondad de alma ejemplar.
Un corresponsal de un diario de Bologna así escribía sobre la Malibrán a propósito de una representación de "El barbero de Sevilla" en la Scala de Milán: "Qué puedo decirles? Toda Milán está dada vuelta. En la segunda noche en el teatro se lloraba, se gritaba, se vociferaba con una exaltación indescriptible. Se gritaba "bis" hasta en los recitativos. La última escena fue algo que no se puede explicar! Qué dirán los milaneses si la oyen en los " Capuleti e Montecchi? Mañana la Malibrán va a escena con "Otello".
El 23 de septiembre de 1836, a la edad de 28 años, la exquisita artista que inspiró uno de los más famosos poemas de Alfred de Musset, moría consumida por una extraña fiebre tras nueve días de agonía. El anuncio de su muerte fue sentido universalmente como una tragedia.
Probablemente la causa de su muerte fue algún derrame cerebral como consecuencia de una caída que sufrió en abril de ese mismo año mientras montaba a caballo y de lo quwe se despreocupó totalmente continuando con su febril modo de vida. En efecto, María Malibrán era una mujer de una actividad excepcional, que, como dijera más tarde su propia hermana: "no podía estar quieta un minuto". Sirva de ejemplo lo siguiente:
En junio de 1836, es decir al poco tiempo de su accidente, llegó a casa de unj amigo acompañada por otro. Se sentó al piano que tocaba maravillosamente y cantó varias canciones, luego fue con sus amigos a pasear al jardín zoológico, al regresar volvió a cantar durante una hora y continuó con la pintura de un paisaje a la acuarela. Terminada la cena, realizó numerosas imitaciones de personajes de la época, cantó en alemán obras de Weber, Schubert, y otras y fragmentos del "Don Giovanni" de Mozart de los distintos personajes ya que conocía todos los roles de memoria.
Podía soportar un viaje extenuante bajo el sol conduciendo ella misma los caballos de un carruaje y luego nadar durante horas en el mar, regresando al hotel tan solo para cambiar sus ropas. No era raro que asistiera a tres fiestas distintas en una misma noche!
LA SONTAG (1808 - 1854)
Probablemente la cantante Enrichetta Sontag, haya sido inmediatamente después de la Pasta y la Malibrán, la que llegaría en aquel entonces a la más alta cúspide de la fama. Además de sus condiciones artísticas, la distinción y la gracia que emanaban de su persona le daban un encanto particularmente fascinante.
Anécdotas que parecen hoy increíbles, dan cuenta del grado extremo de idolatría que depertaba en sus admiradores :
Una noche al salir del teatro, tuvo la desgracia de resbalar al pisar un carozo de durazno y caerse. Si bien la caída no tuvo serias consecuencias, debió guardar algunos días de reposo. Un servidor del teatro que la acompañaba tuvo la idea de recoger el carozo y conservarlo. Poco después logró venderlo a muy alto precio a un inglés que lo hizo revestir de oro para llevarlo en la cadena de su reloj de bolsillo!
En otra ocasión, se le murió a la Sontag un gracioso perrito al cual tenía ella mucho afecto y un admirador pagó una muy fuerte suma de dinero para obtener el collar de ese perrito. No sabemos si además se lo puso.

OTRAS DIVAS FAMOSAS

Célebres intérpretes de Donizetti fueron GIULIETTA GRISI, sobrina de la ilustre GRASSINI, aclamada en "Marin Faliero" y la Tacchinardi - Persiani para quien el propio maestro de Bérgamo escribió especialmente un aria que se agregó en " L' elisir d' amore" en ocasión de una representación en Nápoles. Según un periódico napolitano de aquella época, el aria era hermosa y permitía a la cantante un gran lucimiento, pero lamentablemente poco después la parte se perdió y nunca más fue hallada.
En 1834, a distancia de pocos meses, del infatigable Donizetti se representaron tres nuevas óperas : " La Parisina" en La Pergola de Florencia con CAROLINA UNGHER y "Torquato Tasso" e " Il Furioso " con ADELINA SPECH.
Durante la segunda mitad del siglo pasado Adelina Spech, ya retirada de la escena, contaba que una vez , finalizada una función de " Norma " , la número veintisiete de toda una serie que había representado junto al tenor Basadonna, el entusiasmo del público hizo que comenzaran a llover desde los palcos y la platea una impresionante cantidad de flores, poemas y sobre todo pesadas guirnaldas a tal punto que los cantantes debieron retirarse del escenario y hacer bajar el telón temerosos por su seguridad.
CAROLINA UNGHER, de exquisita sensibilidad artística , pureza de estilo y belleza vocal puede ser reconocida también entre las más grandes cantantes de su tiempo. Según algunos cronistas , en " Anna Bolena " logró superar a la Pasta. Vaya como ejemplo de su talento lo que Franz Liszt escribió sobre ella al barón Lannoy de Viena, en una carta que contiene sin embargo un juicio cruel hacia ciertas óperas italianas, juicio del que el mismo Liszt se arrepintió más tarde :
" Encargo a una mujer encantadora, una gran artista ( estas dos personas forman un conjunto rarísimo ) entregarte este pliego. La señorita Ungher es admirable, sublime, inigualable en el teatro : tiene una distinción y una amabilidad exquisita en sus relaciones de amistad. No dudo de que los vieneses la reciban como verdaderamente merece. Ella logrará seguramente entusiasmo, furor, fanatismo. Cuando la hayas visto en " Lucrezia " , Il Giuramento", " La Parisina " o cualquier otra mala ópera italiana ( puesto que es maravilloso ver cuan inmenso partido sabe extraer de las partes más desdichadas ) dirás como yo, que es imposible llevar más alto el sentimiento dramático. Sin exageración ni parcialidad, ella me parece hoy la más grande actriz ( en el más amplio y noble significado de la palabra ) que pise los escenarios de Europa. Pero como tienes la felicidad de poder verla y admirarla durante tres meses seguidos, no quiero decirte nada más. Te predigo solamente (y la predicción se verificó ) que una vez que hayas visto a la Ungher en un rol, no podrás evitar volver a verla y cuanto más la veas, más y mejor la conocerás y apreciarás.


GIULIA GRISI (1811 - 1869)

Hermana de Giulietta, fue tambien una extraordinaria cantante y quien creó en París la Elvira de " I Puritani" de Bellini. Compañera en la escena y en la vida del tenor Mario, tuvo momentos de verdadera gloria siendo comparada vocalmente con la Catalani e interpretativamente con la Pasta y la Malibran, pero no supo retirarse a tiempo y solo lo hizo cuando ya el público la abucheava sin piedad.


MARIETTA ALBONI (1826 - 1894 )

Si Lablache ha quedado en la historia como el bajo más notable del siglo XIX, en la cuerda de contralto este honor corresponde sin duda a Marietta Alboni. Su voz hermosísima y de gran potencia abarcaba cómodamente una extensión desde el sol grave hasta el do agudo. Lamentablemente su gran obesidad limitaba sus posibilidades de desplazamiento y motivó un irónico comentario que se atribuye a Rossini, quien habría dicho de ella : " es un elefante que se tragó un ruiseñor ".

ERMINIA FREZZOLINI

Entre las grandes cantantes del siglo XIX es necesario recordar tambien a Erminia Frezzolini. Al nombrarla o escuchar su nombre, Giuseppe Verdi acostumbraba llevar la mano a su sombrero y descubrir ligeramente su cabeza en señal de respeto y homenaje. Fue ella quien cantó por primera vez " I Lombardi" y " Giovanna d' Arco ", pero si bien la primera obtuvo el reconocimiento hacia el genio de Verdi, la segunda solo pudo mantenerse en el repertorio habitual gracias a la extraordinaria interpretación de la Frezzolini, cayendo, luego que ella dejara de cantarla, en el más absoluto olvido.
Felice Romani, quien según dicen nunca pudo hablar completamente bien de
nadie, así escribía sin embargo en 1841 a propósito de la Frezzolini :
" Nadie como ella, después de la Malibran, está dotada de una voz más extensa, más flexible, más melodiosa ; nadie sabe pasar de las lágrimas a la ira, del resentimiento a la resignación; ninguna pronunciar y colorear la palabra; ninguna sacrificar, cuando es necesario, la música al sentimiento. Es menester verla en todas las pasiones de su personaje y sacar partido de una palabra, de una mirada,de un gesto, para decir que ella es ya hoy, y lo será más en el futuro, el más válido sostén del teatro melodramático y del arte musical en Italia".

ADELINA PATTI ( 1843 - 1919)

Si, como dijimos al principio, Angelica Catalani puede ser considerada la más
notable vocalista de la historia, es ya universalmente aceptado que la asombrosa Adelina Patti resulta sin duda la cantante lírica más completa de todo el siglo XIX.
Niña prodigio que cantó maravillosamente a los ocho años de edad ante el público y debutó a los dieciseis como primadonna en "Lucia di Lammermoor ",
representa aún hoy el ejemplo supremo de hasta dónde puede llegar el
excepcional talento humano en el canto lírico.
Mares de tinta se han utilizado durante su extensa carrera para alabar con el
máximo entusiasmo su belleza vocal, su virtuosismo, su gran musicalidad y cuanto atributo se le pueda exigir a una cantante. Recordemos simplemente algunas palabras de Verdi en una carta que escribió al conde Arrivabene el 27 de diciembre de 1877 :
" Aquí nada nuevo, sino que hubo tres funciones de la Patti con un entusiasmo increíble. Merecidamente, porque es una naturaleza de artista tan completa como tal vez no hubo jamás otra igual ". Refiriéndose más adelante a la Malibran :
" ... artista grandísima, maravillosa. Pero la Patti es más completa. Voz maravillosa : estilo de canto purísimo. Artista estupenda con un charme y una
naturalidad que ninguna tiene ". También es significativo el testimonio de Monaldi que dice : " Adelina Patti ha tenido el don de la voz más hermosa que tal vez haya jamás existido en el mundo, y ha sido, sin duda, la cantante lírica que ha tocado más de cerca las cimas de la perfección absoluta".
Fenómeno de técnica, versatilidad y resistencia, cantó en la temporada de su
debut en New York : " El Barbero de Sevilla", " La Sonnambula", " Don Pasquale", " I Puritani", " L' Elisir d' Amore ", " Marta", " Don Giovanni", " La Traviata", " Il Trovatore", " Rigoletto", " Ernani", " Moisés " y " Linda di Chamounix.
Sus fabulosas ganancias, jamás superadas por otra cantante, le permitieron tener la colección privada de joyas más importante de Europa y tratar a reyes y emperadores en absoluto plano de igualdad.
Durante los más de 55 años que duró su carrera hasta su retiro definitivo en 1906, se permitió los lujos más extravagantes como viajar en un vagón ferroviario privado hecho especialmente para ella, con veinte baúles, perros, gatos y pájaros, un chef personal y bebidas favoritas.
En ocasión de su despedida del Covent Garden con " La Traviata " en 1903, hizo colocar una impresionante cantidad de joyas en los vestidos que utilizaría, los que debieron ser transportados con custodia policial.
Llegó a realizar algunas grabaciones que se conservan en nuestros días, pero son las de una mujer que tenía ya 62 años y estaba en un comprensible declino. No obstante ello, cuentan que al escucharse ella misma por primera vez en el registro sonoro rompió a llorar sinceramente emocionada diciendo : "Oh,Dios. Ahora comprendo por qué soy la Patti. Qué voz. Qué artista. Por fin lo comprendo todo".
Mario Solomonoff

jueves, 2 de octubre de 2008

LOS GRANDES TENORES DE ROSSINI DEL SIGLO XIX

Tenores rossinianos célebres fueron García, Nozzari y los dos David: padre e hijo. Las críticas de la época hablan de David hijo con el mismo entusiasmo con que veinticinco años antes veneraban la voz y el ingenio de David padre. He aquí uno de esos raros casos en que la celebridad del padre es transmitida intacta al propio hijo.
García, si bien menos dotado que los David, era un cantante sumamente serio, cuyas interpretaciones, fruto de intenso estudio le aseguraban siempre el éxito. Fue el primer Conde de Almaviva en "El barbero de Sevilla". eximio maestro de canto y padre de tres grandes nombres en la historia de la lírica: María Malibrán, Paulina Viardot y Manuel García hijo, a su vez maestro apreciado, investigador de la voz humana y creador del espejo laringoscópico.
Nozzari, para quien Rossini escribió obras como "La donna del lago", "Otello" y "Mose" no poseía un órgano vocal tan puro y bello como los antes mencionados tenores, pero su excepcional inteligencia le permitió ser uno de los más grandes cantantes de su tiempo.
Mario Solomonoff

PRIMADONNAS DEL SIGLO XIX Y SUS CAPRICHOS

Una de las más admiradas cantantes en aquellos tiempos fue la hermosísima Giuseppina Grassini, quien había debutado en La Scala de Milán durante el carnaval 1793-94. Príncipes y reyes se disputaron su gracia y el propio Napoleón conquistado por su fascinación la quiso a su lado en Paris. Según un escritor de la época, fue talvez la Grassini la primera causa de distanciamiento entre el emperador y Josefina.
A pesar de la celosa vigilancia a la que era sometida, pero decidida a no soportar patrones ni aún con corona, huyó de Paris con el violinista Pietro Bode para regresar cuatro años más tarde llena de gloria. Fue entonces que para retenerla, Napoleón le concedió la dirección de los conciertos y de los teatros de la Corte Imperial pagándole por ello una enorme suma de dinero. Además la nombró su primera cantante de cámara con derecho a una pensión que cobró hasta la caída del imperio.
Los caprichos de ciertos cantantes y muy principalmente de las prímadonnas bellas y admiradas, han quedado reglstrados en anécdotas casi increíbles. Así la Marcolini, adorada por Rossini, exigió al maestro cantar la última aria de " La Pietra del paragone" con ropas masculinas y el compositor debió acomodar trabajosamente el libreto para que pudiera salir a escena vestida de capitán de dragones!
La famosa Marchesi en sus últimos años de carrera teatral, no aceptaba cantar si no hacía su primera aparición montada a caballo o desde lo alto de una colina!
Crivelli, otro cantante famosísimo, exigía que su primer aria terminara con las palabras "felice ognora" sobre cuyas sílabas le resultaba más cómoda una cadencia favorita.
Una de las más exigentes y caprichosas cantantes fue sin duda Isabella Colbrand, ante quien el respetado y temido Domenico Barbaja, el más célebre empresario teatral del siglo XIX, se rendía incondicionalmente. Barbaja había logrado un poder ilimitado en Nápoles tras cumplir fielmente una promesa ante el rey Fernando: reconstruir mejor que antes y en solo nueve meses el teatro San Carlo, devorado por un incendio.
Cantante favorita de Barbaja, la Colbrand era dueña además de una excepcional belleza física y Rossini que la conoció en 1815, comprendió que para conquistar a Nápoles primero debía agradar a la Colbrand. Tanto éxito tuvo en su intento que terminó por hacerla su mujer.
Entre 1815 y 1825 otra cantante que deleitó al público fue la Fodor quien imprevlsta y dolorosamente concluyó su carrera en Paris. Su primera aparición en el Teatro Italiano en "Semirámides" fue lamentablemente tambien la última. Sus amigos y admiradores se habían dado cita para escucharla, entre ellos Rossini y Cherubini. Todo comenzó maravillosamente, pero hacia el final del segundo acto la artista quedó enmudecida, incapaz de articular una sola sílaba. Ante la consternación general cae el telón, sus amigos corren hacia el camarín donde la cantante se golpea el rostro desesperada. Rossini llora como un niño. De pronto como por un milagro, su voz vuelve llena, sonora.
- Levanten el telón, cantaré!
- Salvada! salvada!- exclama Rossini
En efecto la voz de la Fodor resuena más bella que nunca y termina la representación en medio de un delirio del público. Pero había abusado de sus fuerzas y desde aquella noche no cantó nunca más. El milagro cumplido le había costado el tesoro de su voz!
Mario Solomonoff

ROSSINI, "VERDUGO" DEL BEL CANTO ?

Cuando en 1814 Rossini se dirigió a Milán para la puesta en escena de su ópera "Aureliano en Palmira", conoció allí al célebre castrado Velluti quien se hallaba entonces en su máximo esplendor vocal y cuyos maravillosos gorgéos habían hecho exclamar al mismo Napoleón : " Es necesario no ser del todo hombres para cantar así !". Rossini no había escuchado antes al notable artista y quedó profundamente admirado luego de la primera prueba, sintiéndose feliz de contar con él como principal intérprete de su obra. Sin embargo, luego de que en las sucesivas pruebas Velluti lograra el total dominio de su parte, comenzó a agregar tal cantidad de gorgéos, trinos, escalas cromáticas y toda suerte de adornos vocales imagibles, en tal forma, que de la música original quedó poco o nada reconocible. Para colmo, sucedió que en ocasión del estreno, todo el gran entusiasmo del público se volcó exclusivamente hacia Velluti y la música del compositor ni siquiera fue considerada.
Rossini sintió una gran amargura, su amor propio quedó muy herido, pero lejos de darse por vencido decidió lo que en adelante significaría el fin de la "improvisación sobre el canto" y en cierto modo del llamado "bel canto". Convencido de que era absolutamente inútil tratar de oponer resistencia al gusto de la época, tomó la decisión de escribir hasta en sus mínimos detalles toda suerte de floreos y ornamentos vocales, asegurándose así de que los que en adelante se hicieran en sus obras, fueran de su exclusiva autoría, los que él mismo considerara de buen gusto y dentro de las reales posibilidades de sus intérpretes. Criticado violentamente por muchos de sus contemporáneos que le llamaron" verdugo del bel canto", logró que una nueva generación de nobles artistas comenzara a tener más respeto por la música de los compositores. Decían sus opositores: "Con la música de Rossini el bel canto ha dejado de existir. Tiempo atrás un cantante debía estudiar siete u ocho años para saber cantar un "largo"; hoy con Rossini los cantantes nacen como hongos".
" La revolución rossiniana - escribía Stendhal - ha matado la originalidad de los cantantes. Están condenados a encontrar todo ya inventado, todo ya escrito en la música que deberán cantar. El famoso "déjenme hacer" adoptado por Rossini para sus cantantes ha producido esto: que no les queda siquiera la facultad de componer una cadencia. ya que tambien esta habrá sido escrita por Rossini a su manera".
Ciertamente, la tradicional "improvvisazione sul canto" llegaba a su fin y nuevos conceptos se establecerían para la lírica.
Mario Solomonoff